En Flandes, los pintores desarrollaron un estilo propio, caracterizado por el gusto por el detalle, el realismo y los retratos. La pintura flamenca se diferencia de la italiana por la completa ausencia de la antigüedad clásica.
En Alemania destaca Alberto Duero, un auténtico humanista, gran viajero y conocedor del clasicismo.
Durero: Autorretrato, 1500; alemán.